Por Marcela Mezzatesta (Psiquiatra del Espai Ariadna)
El punto de discusión es pensar qué es la maternidad o si podemos hablar de maternidades y estilos de crianzas. Cómo se construyen desde unos paradigmas y tópicos de lo socialmente esperado en cuanto a cómo debería cumplirse ese rol.
La maternidad es una construcción sociocultural. Y como todo constructo, puede repensarse, reelaborarse y reubicarse. Creo que existen tantas formas de ser madre como mujeres, por no entrar en temas más diversos como las ma/pa ternidades trans, etc. Y cada unx lo resuelve como puede.
Cuando pensaba en las “posiciones intermedias” de ser madre o ejercer la maternidad y la crianza, supuse que al no haber transitado la experiencia personalmente me resultaría muy difícil. Al comprobar esta dificultad comencé a leer libros y artículos y creo que acabé más perdida.
Desde el comienzo de todo el proceso, la concepción y gestación, no estoy muy segura de en cuántas mujeres ha habido un deseo o ha sido más bien una decisión forzada el seguir adelante con esta decisión. Incluso en el caso de que haya sido una elección deseada, creo que la/s maternidad/es deben poner en juego -y en jaque- mucho movimiento interno. Pero no sólo interno, las personas que se embarcan en ello comienzan a estar en tela de juicio desde el embarazo, y esto continúa después del nacimiento y a lo largo de la crianza.
Hay personas que abogan por la idealización de la maternidad y la crianza, como una experiencia cénit, el apogeo, la plenitud, una nueva especie de amor romántico, pero reproducido en el maternaje y la crianza. Estas también son objeto de crítica.
Mucho más complicadas me parecen esas “otras” situaciones silenciadas… la que no brilla con el rol de madre, la que no tiene ganas pero “cumple” con las necesidades básicas y responsabilidades hacia su hijo/a, la que no aguanta al niño/a, o la que ni siquiera tolera verlo/a porque esa persona es el resultado de otro proceso silenciado y doloroso.
Para finalizar, y aunque no pueda llegar a ninguna conclusión, e intentando trasladar esto a nuestro papel como equipo de intervención. Creo que es importante el posicionamiento sin juzgar, sin exigir a las madres lo que nosotrxs consideramos como un maternaje correcto. Nuestro rol podría ir más en la línea de generar espacios de confianza individuales (o incluso grupales), donde las mujeres puedan poner sobre la mesa todo ese movimiento interno y externo que les produce su tránsito como madres. Que puedan hablar de sus ideas al respecto, de la concepción y gestación de sus hijxs o de las dificultades en la crianza. Sin prejuicios ni culpas, y acompañadas en la reflexión de porqué ocurre eso y cómo buscar alternativas de relación con sus hijos/as a quienes así lo deseen.
Creo que esto sería enriquecedor y liberador para todxs; usuarias y equipo.
Y una segunda tarea, mucho menos grata y menos agenciadora, es evidentemente la detección y abordaje de situaciones de riesgo para lxs menores.