Por Eva González [Espai Ariadna]
Escuchar a una mujer relatar con sufrimiento, dolor y vergüenza una violación, es duro, pero sobre todo es duro escuchar cómo se la culpabiliza por la agresión sexual. Con frases como «si no hubiera estado bebida, quizás no habría pasado o “Para estar consumida, él ha tenido la oportunidad de aprovecharse de mí” podemos observar cómo la mujer no sólo tiene que afrontar el hecho traumático que comporta sufrir una violación, sino que además tiene que cargar con un gran sentimiento de culpa que no le corresponde.
¿Cómo puede ser que la mujer, víctima de esta agresión, se culpabilice de la misma? ¿Cómo puede ser que la sociedad y los medios de comunicación centren su atención en la mujer (cómo iba vestida, si había consumido tóxicos, si iba sola, en qué lugar estaba…) y no en el agresor? ¿Y cómo puede ser que la sociedad no se plantee qué sistemas dominantes existentes hay para que suceda este fenómeno?
La cultura de la violación es un término que fue utilizado por primera vez en los años 70 por las feministas de los Estados Unidos. Este concepto hace referencia a la normalización y la aceptación de la violencia sexual hacia las mujeres y a todas las maneras con las cuales la sociedad culpabiliza a la víctima de su propia violación. La cultura de la violación se manifiesta de varias maneras y algunas de ellas son las siguientes: se culpa a la víctima de la agresión sexual por su forma de vestir, su actitud, el consumo de tóxicos, etc., y como consecuencia se aconseja a las mujeres que actúen de determinadas maneras para que así eviten ser violadas; se acepta el acoso en la calle argumentando que son piropos y se quiere halagar a las mujeres; se trivializan las agresiones sexuales (se cantan, se anuncian, se hacen bromas…); se ignoran y se ponen en duda las acusaciones de violación cuestionando las intenciones de las mujeres al realizar estas acusaciones; o se asume que los hombres no pueden ser violados.
Para concluir, en el Espacio Ariadna podemos trabajar con la mujer el hecho traumático de la violación y el sentimiento de culpa, pero, como es evidente, es fundamental que la sociedad pueda reflexionar, cuestionar y rebelarse contra la cultura de la violación, la cual se sustenta en el sistema patriarcal imperante.