Por Gisela Hansen Rodríguez
*Artículo original en la web de lasdrogas.info
Existe un acuerdo que el género es un eje que impacta en la vida de las persones, y como no, impacta en la salud, en como enfermamos, en cómo nos recuperamos y en las posibilidades que se tienen de acceder y permanecer en recursos especializados de adicciones.
¿Qué es la perspectiva de género?
Pensar en clave de género consiste en cubrir necesidades específicas de mujeres, hombres y otras identidades de género, identificar desigualdades y sesgos de género, reducir discriminación, influir en el cambio de determinantes psicosociales, potenciar cambios favorables de la estructura social de género y potenciar la participación de la población, buscando autonomía y empoderamiento. Para promover la equidad en los programas de salud, es fundamental analizar los condicionantes y las desigualdades de género (1).
No digo nada nuevo cuando hablamos de que los recursos de adicciones han sido creados desde una lógica androcéntrica, es decir, que han sido pensados y diseñados para responder a las necesidades de los hombres, habiéndose establecido esta realidad masculina como lo “neutro” lo “objetivo”. Es por esto, que en el diseño de los tratamientos no se están abordando con la misma importancia problemáticas presentes en las realidades de las mujeres drogodependientes, como es el tema de la violencia, sobre todo las violencias más prevalentes como son las violencias sexuales y la violencia de género en el ámbito de la pareja.
Las mujeres en tratamiento de adicciones: Una minoría
En el año 2012 pasé de formar parte de la red de salud mental y trabajar en un hospital de día a la red de atención de las adicciones en Catalunya (XAD), y lo primero que me llamó la atención era las pocas mujeres que llegaban al recurso, sobre todo tratándose de un programa residencial, y lo difícil que lo tenían una vez estaban allí.
Según datos a nivel mundial una de cada tres persones con un consumo problemático de sustancias es una mujer, pero solo una de cada cinco persones en tratamiento es una mujer (2). A nivel europeo, las mujeres representan un 20% del total de las personas en tratamiento (3), siguiendo la estadística la misma línea a nivel de Estado Espanyol (4). Cuando ponemos la lupa en las estadísticas que hablan de recursos residenciales esta cifra puede caer hasta el 10% (5) ¿Por qué no llegan las mujeres a los recursos de tratamiento?,¿Por qué de las pocas que llegan se quedan menos que el resto de los usuarios?, ¿Las barreras de permanencia tienen que ver con las propias usuarias, con los equipos?
La minoría que representan en los tratamientos y el menor éxito terapéutico nos interpela a cuestionarnos las barreras que acceso y permanencia a los Servicios. Patricia Martínez y Elisabete Aróstegui (6) plantean una clasificación en dos grandes tipos: Obstáculos relacionados con el modelo de atención y barreras de género. En cuanto al primer grupo encontramos la falta de perspectiva de género en los programes de tratamiento y las actitudes, creencias y estilos de los profesionales en el tratamiento. En cuanto al segundo grupo podemos señalar el estigma social al hecho de ser mujer y consumidora, la penalización social, la invisibilización de los consumos en las mujeres y la detección tardía de estos consumos (debido a la lógica de la disruptividad basada en la realidad masculina), y como no la coexistencia de las violencias junto al consumo de substancias.
Las violencias y los consumos
La hipótesis de un vínculo entre la violencia experimentada y el uso de sustancias psicoactivas entre las mujeres parece confirmarse por los diversos proyectos de investigación llevados a cabo en Europa. Los hallazgos destacados de la investigación del grupo Pompidu en 2015 (7), confirman una dimensión de género en el fenómeno de la violencia y el uso de sustancias psicoactivas en base a tres hallazgos principales: 1. Una mayor prevalencia de violencia experimentada entre mujeres consumidoras de drogas que entre las mujeres de la población general. 2. Una mayor prevalencia de violencia experimentada entre las mujeres usuarias de drogas que entre los hombres consumidores de drogas y 3. Mayor uso de sustancias psicoactivas entre las personas que han experimentado violencia en su vida que entre las que no. Este estudio es uno de muchos que apuntan a que cuando abordamos drogodependencias no podemos obviar la cuestión de las violencias si realmente queremos hacer un abordaje integral y no parcelado.
La investigación: Barreras, violencias e indicadores de género en los programas.
En el año 2016, llevaba un tiempo ejerciendo como psicóloga en una comunidad terapéutica y formándome en temas de género y drogas, y tuve la oportunidad de iniciar el programa de doctorado.
Desarrollamos una investigación entre el 2018-2020 que pretendía arrojar algo de luz sobre los condicionantes sociales y clínicos que influyen en la vida de las mujeres consumidoras, y que pueden afectar a los resultados de los tratamientos residenciales en las Comunidades Terapéuticas de drogodependencias (CTs). De forma especial, esta investigación buscaba visibilizar la alta prevalencia de violencia de género en el ámbito de la pareja en las mujeres que realizan tratamientos en estos centros y la necesidad, de acuerdo con las recomendaciones de varios autores y autoras, de que esta cuestión cobre una relevancia nuclear en los abordajes terapéuticos, así como en la formación de los equipos de intervención (7,8). Por último, mediante el análisis de los indicadores de introducción de la perspectiva de género en los diseños de los programas de drogodependencias, se pretendió evaluar si aquellos programas que cuenten con más indicadores en clave de género en el diseño del programa obtienen mejores resultados en cuanto al éxito terapéutico de las usuarias que participan en el estudio.
Efectivamente, hallamos una prevalencia abrumadora de violencia de género en el ámbito de la pareja. Durante el 2018-2019, el 96% de la muestra de 100 mujeres que ingresaron en recursos residenciales habían sufrido violencia física, psicológica y sexual grave por parte de sus parejas o exparejas. Esta cifra pone sobre la mesa la necesidad ineludible de formar en género y abordaje de las violencias en los recursos de atención a las drogodependencias. Por otra parte, el estudio evidenció que las barreras más presentes en la permanencia de los programas en la muestra fueron la presión familiar para abandonar los tratamientos y como se abordan la presencia de relaciones heterosexuales en recursos “mixtos”. Por último, pero también fundamental, el estudio evidenció que aquellos programas que tenían más indicadores de perspectiva de género en su diseño mostraron mejores tasas de resultados terapéuticos en términos de finalizar programas y de mantener los buenos resultados 6 meses después del alta del recurso. Los indicadores que marcaron sin duda la diferencia en aquellos programas más efectivos fueron la formación en perspectiva de género en los equipos y los espacios de supervisión.
La literatura y las investigaciones aplicadas nos ponen de manifiesto que, para realizar un abordaje realmente integral en el área de las adicciones, la formación en perspectiva de género y sobre todo en el abordaje de las violencias es fundamental y que debemos apostar por ello.
Bibliografía
1.Velasco, S (2008). Recomendaciones para la práctica del enfoque de género en programas de salud. Madrid
2. ONU (2005). Tratamiento del abuso de sustancias y atención para la mujer: estudios monográficos y experiencia adquirida. Oficina de las Naciones Unidas contra las drogas y el Delito. New York: Naciones Unidas.
3. EMCDDA (European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction) (2016b) Statistical bulletin 2016 (data tables). http://www.emcdda.europa.eu/data/stats2016 (acceso Octubre 2019).
4. UNAD. Informe de perfil 2019. Madrid, 2019.
5. Plataforma Coordinadora de Comunidades Terapéuticas y Pisos de reinserción en Catalunya. Memoria de actividad año 2017. Disponible en : http://coordinadrog.org/
6. Martínez, P; Arostegui, E (2018). Manual para la prevención de recaídas desde la perspectiva de género. Deusto: Bilbao.
7. Benoit, T. y Jauffret-Roustide, M. (2016). Improving the management of violence experienced by women who use psychoactive substances. Council of Europe.
8. Covington, S. (2007). Women and Addiction: A Gender-Responsive Approach. Clinical Innovator’s Series. Center City, MN: Hazelden.
9. Federació Catalana de Drogodependencies (2019). Informe sobre el grado de implantación de la perspectiva de género en las entidades de drogas y adicciones de la FCD y desarrollo de instrumento de medición. Barcelona: FCD. Disponible en http://www.fcd.cat/wp-content/uploads/2020/02/INFORME-FINAL-PDG-2-Gener-2020_online.pdf